HALLOWEEN
Macabra obsesión
ESENCIA Después de muchos años meditando, he decidido contar en estas páginas todo lo que he hecho a mucha gente. Desde muy temprana edad. Lo que voy a contarles, intuyo por anticipado, no le gustará a nadie; muchos de ustedes se horrorizarán; otros sentirán náuseas y todos, los veo, todos ustedes me odiarán y desearán tenerme en frente para hacerme lo que yo he hecho a tantos y tantos. ¿Saben? Los entiendo. Sé que ninguno de ustedes me entenderá, y, ¿la verdad?, no espero que lo hagan. Las razones de todos estos actos no las entiendo ni yo. Luego de la lectura de estas historias, saldrán los psicólogos, sociólogos, filósofos y toda una gama de pensadores y adivinos a dar conceptos sobre mi personalidad; que soy esto y aquello; que la teoría tal y cual; que los rasgos X y Y, etc. y todos buscarán lucirse ante las audiencias aventurando cada cual su mejor concepción de un humano que hace lo que van a leer a continuación. Pero ¿saben qué? Todos esos seudointelectuales y seudosabios, todos ellos están equivocados; claro, estoy seguro, ninguno va a aceptar su equivocación, pero créanme, lo están y sin remedio. ¿Saben por qué?
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Nuevas experiencias forenses. Un caso de la vida real: la presunta violación a una trabajadora sexual
Innovar, replantear, reaprender, inventar, crear, descubrir, idear, revaluar, son las constantes de nuestro equipo de trabajo y ello por cuanto el sistema procesal penal de corte acusatorio es dinámico, exigente y de constante aprendizaje, es ese contexto; el que nos motiva a nuestra dinámica, esperamos sea de su disfrute.
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Vértigo
Suena una sirena, el ruido ensordece, apenas logro moverme un poco, me siento entre dormida y despierta, como atiborrada de una noche pesada, trato de estirarme, abro los ojos y solo recuerdo gritos; acuéstese, cuente cinco y en cinco se acuesta, ahora voy recordando más, tenía que contar 5 baldosas y debía recostarme a dormir ahí, aun no logro enderezar mis piernas, los calambres, el frio, el sueño, el dolor de la pela que me dieron, y todas mis lagrimas pegadas entre mis babas y el vómito, se hace muy muy pesado levantarme. Muy despacio voy sintiendo cada parte de mi cuerpo, logro abrir los ojos, aun esta oscuro y percibo que los gritos son de la mujer que cuida las celdas, ¡celdas!, sí, eso dije; las celdas. Entre reja y reja, veo sombras grandes, gruesas y otras delgadas, gritos, llantos, palabras, – abran hijas de puta-, abran estas putas rejas, y vengan por estas fieras, así nos tratan, como fieras salvajes…
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